La alimentación infantil está siendo objeto de atención creciente por el incremento en el padecimiento de sobrepeso y obesidad que se han observado. Estas situaciones tienen un impacto en el crecimiento, salud mental, emocional y bienestar del niño.
El desconocimiento y las ideas equivocadas que circulan entre padres, y en ocasiones entre profesionales sanitarios, pueden llevar a modificar la alimentación en una dirección equivocada.
Un problema importante que dificulta mantener una adecuada composición corporal es la inactividad física creciente y el escaso gasto energético. Los hábitos alimentarios han ido empeorando con el paso de los años, con un descenso en el consumo de verduras y hortalizas, legumbres, cereales integrales, pescado, etc., y un aumento en el consumo de carnes y derivados, grasas y alimentos de alta densidad energética.
Estos cambios conllevan diversos desequilibrios nutricionales, con alteración del perfil calórico de la dieta con exceso en el aporte de ácidos grasos saturados y sal y un aporte insuficiente de fibra, ácidos grasos omega-3, folatos, vitamina D, calcio, hierro, selenio, zinc... Los desequilibrios nutricionales en estas etapas de la vida suponen una amenaza para la salud del niño y futuro adulto.
Es importante reconocer que el niño está condicionado por las pautas de alimentación que se establecen en el entorno familiar, comedor escolar, mensajes de educadores y los recibidos a través de los medios de comunicación, por lo que los hábitos y mensajes correctos son una fortaleza para proteger el futuro nutricional y sanitario del niño.
Plan de alimentación nutrición infantil:
- Valoración nutricional y antropométrica del niño/a.
- Menús y recetas adaptadas a cada situación.
- Educación nutricional para padres.
- Recomendaciones para la mejora en el estilo de vida familiar.
- Seguimiento y supervisión del plan nutricional y antropométrico del niño/a.